La Academia Rusa de Ciencias acaba de emitir un informe en
el que sugiere enviar cuanto antes un satélite equipado con una radiobaliza
hasta el asteroide 99942 Apophis, considerado el más peligroso para la Tierra y
cuya órbita le llevará a pasar muy cerca de nuestro planeta en los años 2029,
2036 y 2068.
El objetivo de la misión no es otro que el de averiguar, sin
lugar a dudas y de una vez por todas, el grado real de amenaza que esta roca
espacial de casi 300 metros de diámetro supone para nosotros. «Desde el punto
de vista técnico, la misión podría estar lista para su despliegue en el año
2015», afirma el comunicado de la Academia.
Apophis, descubierto en 2004, llevará a cabo su primera «pasada»
por la Tierra el próximo 13 de abril de 2029, a una distancia de solo 29.450
km, lo que supone todo un récord de proximidad para esta clase de objetos. A
pesar de ello, esta primera visita será inofensiva y el riesgo de impacto para
ese año, aunque existe, sería despreciable.
El problema viene después. De hecho, los astrónomos saben
que, debido precisamente a a su cercanía en esas fechas, la trayectoria del
asteroide se verá afectada por la fuerza de la gravedad terrestre. Lo cual
podría llevar a un impacto durante alguna de las dos siguientes visitas. La
cuestión es que, a falta de datos precisos, no resulta posible realizar
estimaciones acertadas. En otras palabras, seguimos sin saber cómo es realmente
de peligroso este asteroide.
En su última estimación, hecha pública en octubre de 2009,
la NASA cifraba en una entre 250.000 las probabbilidades de impacto de Apophis
contra la Tierra para 2036, y una entre 333.000 para su paso en 2068. Sin
embargo, la propia NASA considera que estas estimaciones no podrán ajustarse
hasta que se disponga de los datos de la aproximación del asteroide en 2029.
Según el informe de la Academia rusa, el envío de un
satélite hasta el asteroide servirá para despejar las dudas y calcular la
trayectoria exacta del asteroide. Los instrumentos podrían, una vez conocidos
al detalle sus datos orbitales, realizar predicciones mucho más fiables para
los próximos encuentros y clarificar cuáles son las posibilidades reales de
impacto para 2036.
Otros investigadores han propuesto con anterioridad misiones
espaciales con el mismo objetivo. Una de ellas, que no llegó a ponerse en
práctica, consistía en colocar equipo científico directamente sobre la
superficie del asteroide, lo que permitiría monitorizar sus datos de forma
continua. La misión propuesta ahora por Rusia, sin embargo, tiene la ventaja de
ser mucho más económica y sencilla desde el punto de vista técnico.
Con un tamaño que multiplica por tres al de un campo de
fútbol, Apophis es, con todo, un asteroide de pequeño tamaño, especialmente si
se compara a cuerpos como Ceres, que tiene casi mil km. de diámetro.
A pesar de ello, un impacto directo contra la Tierra sería
capaz de provocar daños muy graves, especialmente si se produjera en zonas muy
pobladas. Basta decir que la energía liberada sería equivalente a la de varias
decenas de miles de bombas atómicas.
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